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München por Adrián Muñoz








05/07/2014

El despertador sonó a las 3:30 AM. Tras vestirnos,  Alba anunció que el taxi llegaba en 10 minutos. Gracias a realizar la facturación online, no tuvimos que hacer colas y cruzamos directamente a la zona de embarque. Hicimos una parada en Il. Café di Roma para desayunar, y esperamos hasta las 6 AM a que abriera una papelería para comprar los periódicos.  Después nos fuimos directos a la puerta de embarque. Justo cuando llegamos anunciaron por megafonía que ya podíamos embarcar en el avión.

Tras una hora de vuelo, Alba nos indicó a mi y a  Jesús que miráramos por la ventanilla. Se podían ver los Alpes suizos completamente nevados. Tras pegar una corta cabezada, el comandante del avión anunció que estábamos llegando a nuestro destino. Durante el descenso comenzamos a ver los campos perfectamente alineados, y el gran número de pequeñas poblaciones distribuidas por el territorio, ni muy juntas ni muy separadas.

Tras aterrizar, cogimos un taxi para llegar al hotel. Nos encontramos en obras la salida más cercana a München, y  Jesús empezó a preocuparse por el precio del viaje. Al llegar al hotel, hablé con el recepcionista con mi pobre inglés. Nos explicó que la habitación no estaba aún preparada, pero que podíamos dejar las maletas y volver en 1-2 horas.

Al salir del hotel, comprobamos que el servicio de Roaming de telefonía funcionaba y que podíamos llamarnos. Después, fuimos caminando hacia el centro donde vimos varias iglesias romanas. De camino vimos una tienda erótica, donde haciendo broma por poco no acabamos entrando. Continuamos paseando hacia el centro pasando por una calle llena de tiendas de ropa, donde vimos dos tiendas de Zara. Al llegar a Marienplatz vimos que habían montado una pequeña feria, y que un grupo de música alemán tocaba para toda la gente que pasaba. Después, oímos a un hombre tocar la gaita en uno de los puestos de la feria.

A la vuelta, paramos a comer de camino al hotel en un restaurante donde los camareros vestían trajes tradicionales. Tras servirnos la comida, Jesús dijo que su pollo estaba poco hecho, que parecía que lo hubieran hervido en lugar de hacerlo al horno. El pan que nos sirvieron, tenía forma de corazón o lazo, era el pan salado tradicional. Probamos la primera cerveza alemana, de medio litro. Aquí es normal que la gente salga a tomar una jarra de cerveza de un litro (incluyendo a las mujeres), en lugar de una copa. Quizás por eso, no tardamos en oír como un grupo de estudiantes de instituto golpeaban sus mesas mientras cantaban, probablemente celebrando el fin de curso. Finalmente, decidimos volver al hotel y descansar un poco para poder salir de nuevo más tarde.

Por la tarde cogimos un bus hasta el Englishter Garten. Nos sorprendió ver, como unos surfistas intentaban dominar las olas que generaba una pequeño salto de agua, de uno de los ríos que cruza el jardín. Continuamos paseando hasta llegar a un chiringuito donde comprobamos que el agua para los alemanes, es con gas. También,  Alba y yo vivimos la experiencia de pagar por un baño que tenía una araña de cristal en el techo y en el que se escuchaba música a piano allegro, para que la gente no se aglomerara. Tras descansar un rato paseamos hasta la Ludwig-Maximilians Universität. Allí cogimos el metro que nos trajo de vuelta a la München Hauptbahnhof, donde se encuentra el hotel. Finalmente, cenamos un kebab en un local cercano al hotel y volvimos a la habitación para reponer fuerzas para el día siguiente.
06/07/2014

A las 6:30 AM bajamos a desayunar. Aquí es normal que el desayuno se sirva de 6:30 a 10 AM. Parece que en España vamos unas 2 horas con retraso respecto a Alemania, o los Alemanes van adelantados, una de dos. Después del desayuno, decidimos ir al Olympiapark de los juegos de 1972, así que cogimos el tren en Hauptbhanhof y fuimos hasta allí en metro.

Al llegar nos encontramos de frente con el BMW Welt, justo abrían sus puertas y decidimos entrar. Allí se exponían los últimos modelos de coches, junto con los clásicos, como el mítico coche pequeño con puerta delantera, literalmente hablando. También se exponía un modelo futurista, con puertas que se abrían hacia el cielo, en lugar de hacia los lados. Allí mismo paramos a tomar café. Aquí el café es un termino medio entre el agua de café americano y el café café español.

Después de reponer fuerzas, continuamos hasta llegar al Olympiaturm del parque olímpico. La torre, se encuentra junto a un lago artificial y una estructura arquitectónica inmensa que cubre las instalaciones deportivas y el pabellón olímpico. Al llegar, Jesús y yo subimos a la cima, situada a los 189 metros de altura. El ascensor subía a una velocidad de 7 m/s, el equivalente a 25 km/h. Desde la cima, se podían ver todas las instalaciones deportivas, el BMW Welt, el Allianz Arena del FC Bayern, e incluso a lo lejos, algunas de las cimas nevadas de los Alpes suizos.

Tras bajar de la torre, Alba nos propuso ir a la taberna tradicional Hofbräuhaus, donde sirven una de las clases de cerveza típicas de München. Allí decidimos parar a comer, y como no, probar la cerveza negra de la casa. Mientras comíamos, unos alegres músicos vestidos con el traje tradicional tocaron canciones de la época. La casa fecha de 1589, y es una para obligatoria de los tours turísticos de la ciudad.

Después de comer, decidimos ir hasta el río Isar. Cruzamos la mitad del río hasta llegar al Deutsches Museum, después subimos río arriba hasta llegar a la altura de la Mariannenplatz. Allí vimos como la gente joven aprovechaba el caluroso día para tomar el sol y bañarse en el río, en una playa de piedras en toda regla.

Finalmente, decidimos ir hasta el National theater. Muy cerca de allí, vimos como se estaba preparando un concierto de música clásica al aire libre. Paramos un momento a tomar algo y al salir pudimos oír las pruebas de sonido de la orquesta sinfónica. Después, decidimos volver al hotel a descansar un poco. Al llegar,  Jesús recordó que volvíamos el sábado siguiente y que teníamos que ir a comprar, nada más llegar. Rápidamente, nos dijo que nos tocaba a Alba y a mi, ir a hacer la compra. Alba, bromeó diciéndole que ya estaba pensando en volver, cuando aún nos quedaban 5 días.
07/07/2014

Nos despertó una llamada de  Alba diciéndonos que ya eran las 6 AM. Ella nos había cogido la delantera, ya llevaba unas horas despierta. Tras desayunar, fuimos a la Hauptbhanhof en búsqueda de un coche de alquiler. Al llegar, con prisas un chico nos atendió y nos alquiló un KIA por 108€/día. Al ver la factura me asusté, parece ser que en Alemania es normal dejar en depósito la misma cantidad que pagas, por el alquiler de un coche.

Después de recuperarnos del susto, cogimos la autopista A95 hacia los Alpes bávaros. Llegamos hasta casi la cima, la base del teleférico de Eibsee. Nos sorprendió ver que aparecían títulos en japonés, y vimos a toda una familia japonesa que había viajado en moto hasta allí. Quizás Eibsee proviene de Eibizu. Las vistas eran impresionantes, a partir de cierta altura se podía ver como la montaña se encontraba nevada, y a partir de una altura superior, las nubes impedían ver la cima. En la misma base del teleférico, había un monitor que mostraba imágenes en tiempo real de la cima, completamente nevada. Me sorprendió ver que la imagen indicaba que se podía ver hasta Italia.

Allí paramos a comer, tras descansar un poco decidimos volver, pero esta vez atravesando un gran lago, el Starnberger See, situado a medio camino de München. Cuando llegamos al lago, empezó a llover y decidimos entrar en una heladería. Rápidamente  Alba habló con las dependientas, y a los pocos minutos, ya me estaba explicando que una de ellas hablaba castellano, y que habían estado hablando un poco. Creo que Alba, sería capaz de sobrevivir por si misma en cualquier parte del mundo, incluso en la China.

Cuando la lluvia amainó un poco, corrimos hacia el coche y decidimos volver a München. Gracias a la PDA de Jesús, el Tom Tom nos trajo de vuelta al Zentrum de la ciudad. Al llegar al hotel, decidimos alquilar una plaza de parking dentro del hotel, y finalmente subimos a la habitación a descansar un poco. Allí, Jesúss empezaron a hojear las guías y mapas que habíamos ido recogiendo, de todos los puntos de información turística por los que habíamos pasado. Ya teníamos unos cuantos, si seguíamos recogiéndolos a este ritmo, pronto no sabríamos que hacer con ellos.
08/08/2014

Nos levantamos a la misma hora, las 6 AM. Bajamos a desayunar, y Alba nos dio a  Jesús y a mi las instrucciones. Hoy nos íbamos a ver el castillo que inspiró a Walt Disney, el Schloss Neuschwanstein, situado muy cerca de la frontera de Alemania con Austria. Después de coger la autopista A96 hacia el oeste, y de recorrer la carretera 17 hasta Füssen, un poco antes, paramos a tomar café en un pequeño pueblo.

En los pueblos, no todo el mundo habla alemán, por eso no nos entendíamos tan bien como en München. Sin embargo, la gente sonreía a pesar de no entendernos y se despedía alegremente de nosotros. Alba me explicó como a la vuelta del viaje, en una cafetería donde compraron café para llevar, la dependienta se echó a reír, y que al final Jesúss y ella acabaron riendo, sin saber muy bien de que.

Tras llegar a Füssen, dimos un par de rodeos para encontrar el castillo. Estuvimos buscándolo por el nombre equivocado hasta que conseguimos encontrarlo. En coche únicamente se podía acceder hasta la mitad del recorrido. Era necesario andar un camino durante unos 20 minutos para poder llegar al castillo. El día no dio tregua alguna y no paró de llover en ningún momento. Alba, compró un impermeable para protegerse, pero  Jesús, como chicarrón del norte que es, únicamente se puso una chaqueta impermeable encima de la camisa de manga corta que llevaba, junto con unos pantalones cortos.

Jesúss me explicaron que llegaron a recorrer el camino, y Jesús pudo sacar unas cuantas fotografías del precioso lugar. A su vuelta, decidimos comer dentro del coche, como la gran mayoría de la gente, y después volvimos a la carretera dirección München, gracias al Tom Tom de la PDA de Jesús. Me sorprende lo rápido que conducen los alemanes por la autopista, una vez desaparecen los límites de velocidad.

Al llegar a München, decidimos buscar una gasolinera para llenar el depósito, y así poder a la mañana siguiente devolver el coche a primera hora. El Tom Tom decidió hacernos un tour por la ciudad, antes de llevarnos a la gasolinera más cercana, después de intentar llegar a dos de ellas. Con el depósito lleno, otro tour por zonas de la ciudad que no habíamos visto, nos trajo de nuevo al hotel.

Finalmente pudimos llegar a la habitación, cambiarnos y secarnos. Cenamos y decidimos acostarnos para descansar un poco. Por la noche, la luz del televisor me despertó. Me encontré a Jesús, atento, siguiendo la primera parte del partido de fútbol. Al terminar la primera parte, Alemania había marcado a Brasil 5 goles a 0, esto ya estaba sentenciado. En la calle, se podían oír los primeros gritos de los Alemanes. Por suerte, al lado del hotel, teníamos el Fan Arena del Bayern de München. Nos íbamos a enterar de todo, y esa noche poco íbamos a dormir. Me supo mal por Alba, ella estaba con Brasil, y de alguna forma yo también deseaba que ganara, pero ya era prácticamente imposible. Finalmente el marcador quedó, Brasil 1 Alemania 7, dando paso a Alemania a la final del mundial.
09/07/2014

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Visita a Ulm, pueblo natal de Albert Einstein.
10/07/2014

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Tour por München en tranvía y autobús, casco antiguo y alrededores.
11/07/2014

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Visita a Dachau, campo de concentración durante la Segunda Guerra Mundial.
12/07/2014

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Viaje de vuelta.

Fin.

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